principio de Premack
cualquier actividad agradable de la vida cotidiana, utilizada como reforzador, aumenta la probabilidad de que las conductas deseadas se emitan, aumenten y se generalicen a ambientes diferentes de aquellos en los que llevó a cabo el entrenamiento.
Se trata de una técnica útil en el campo educativo, social y el familiar. Muchos programas basados en la economía de fichas se están aplicando en residencias para deficientes mentales, en centros de tratamiento de día, en centros de menores, en prisiones y en la institución familiar para tratar tipos diversos de comportamiento; también en problemas de trastornos alimenticios (anorexia, bulimia) y de niños afectados de autismo de grado medio. Existen experiencias de tratamiento de adultos con daño cerebral, y de niños con problemas del habla. En la actualidad se está utilizando con mucho éxito con niños impulsivos, tartamudos, personas con problemas psicosomáticos, drogadictos, sujetos con sobrepeso, ancianos y sujetos con demencia. Se ha convertido en uno de los métodos de tratamiento conductual más versátiles. Las condiciones de aplicación son similares a las de la técnica coste de respuesta:
· Identificación de las conductas potencialmente susceptibles de modificación
· Selección de las conductas que se van a modificar
· Formulación de objetivos-conductas que se van a reforzar
· Elección de las fichas que se van a administrar
· Especificación de las recompensas por las que se van a canjear las fichas
· Elaboración del sistema de seguimiento y evaluación
· Aplicación de la técnica
· Seguimiento
· Evaluación del proceso seguido y de los resultados alcanzados
Hoja de control de la Economía de Fichas
Conductas-objetivo | Fichas | Recompensas |
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Economía de Fichas. Hoja control: seguimiento y evaluación
Conductas-objetivo | Fechas |
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Observaciones: | Observaciones: |
5.Tiempo fuera de reforzamiento
Consiste en separar temporalmente al sujeto cuya conducta se desea extinguir del lugar en el que operan los reforzadores; dicha separación ha de hacerse inmediatamente después de la emisión de la conducta disruptiva. Es una técnica muy utilizada en la orientación familiar y en la vida. Por ejemplo, el niño que molesta porque grita, pega a su hermano... lo mandamos durante un tiempo a otros espacios de la casa en los que no pueda disfrutar de reforzadores.
La eficacia de la técnica aumenta si se aplica controlando algunas variables:
· El lugar en el que se produce la conducta disruptiva y del que separamos al sujeto tiene que ser reforzante para él; al mandarlo fuera se le priva de reforzadores que le agradan.
· El lugar al que se desplaza al sujeto debe estar desprovisto de reforzadores
· El tiempo de permanencia en la zona no reforzante debe ser corto para que la persona no descubra nuevos reforzadores o supere el nivel de frustración. En general se considera que 5 minutos o menos sería suficiente en niños pequeños. Barkley (1987) recomienda que en niños mayores de 5 años, una regla podría ser incrementar un minuto por año.
· Conviene que el sujeto conozca la posibilidad que tiene de sufrir la separación del lugar y las condiciones en que se hará.
· Debe emplearse la técnica con precaución, evitando la confrontación verbal y mucho más la física.
· Es necesario reforzar las conductas positivas de sujetos sometidos con mucha frecuencia a “tiempo fuera de reforzamiento”; esto ayuda a extinguir las conductas molestas sin tener que recurrir constantemente a sacarlos del lugar de reforzamiento.
Es una técnica útil para modificar una amplia variedad de comportamientos disruptivos como molestar, requerir la atención constantemente, insultar, agredir, autoagredirse, destruir materiales, controlar rabietas.
6.Sobrecorrección
Consiste en hacer que la persona que alteró el ambiente; destruyó materia... lo restaure devolviéndole el estado original o lo mejore. La realización de tareas que exigen algún tipo de esfuerzo no se consideran técnicas de castigo, puesto que la tarea a realizar puede resultar incómoda o molesta, pero no aversiva, no cumpliendo por tanto ninguna de las dos condiciones de castigo: la introducción de un estímulo aversivo o la pérdida de un reforzador positivo.
La Sobrecorrección es una penalización por llevar a cabo una conducta o acción inadecuada que tiene dos componentes: 1) restitución y 2) práctica positiva.
La restitución consiste en corregir los efectos negativos causados por la conducta inadecuada. Por ejemplo, en el caso de la conducta vandálica, pagar los desperfectos ocasionados.
La práctica positiva implica llevar a cabo repetidamente, incluso de forma exagerada, una conducta adaptativa apropiada. Por ejemplo, en el caso anterior, limpiar las calles que han ensuciado y las adyacentes durante varios días.
En algunas ocasiones, sólo se utiliza uno de los componentes de la Sobrecorrección. Por ejemplo, cuando no es posible corregir las consecuencias sociales o ambientales, sólo se utiliza la práctica positiva.
A diferencia del castigo, la sobrecorrección cumple una función educativa al incluir como parte de la técnica el entrenamiento en la práctica de conductas alternativas o incompatibles con la conducta inapropiada.
Es una técnica muy eficaz porque los efectos son rápidos, la duración en el tiempo larga y el nuevo aprendizaje se generaliza fácilmente a otras conductas y situaciones. No obstante, conviene respetar algunas reglas entre las que destacan:
· La sobrecorrección ha de aplicarse inmediatamente después de la emisión de la conducta disruptiva
· Mientras dura la aplicación, se ha de impedir que el transgresor tenga acceso a otros reforzadores.
· Es conveniente que se aplique en las condiciones de “tiempo fuera”
· Mientras el sujeto restaura el ambiente, no se le ha de prestar ningún tipo de atención y menos de aprobación
· El tiempo dedicado a la restauración ha de ser corto
· Las actividades que conllevan la sobrecorrección han de realizarse sin pausas, sin evitar las dificultades que impliquen y los esfuerzos que conlleve.
Ha mostrado ser muy efectiva en numerosos problemas, tal como recogen diversos estudios (Foxx y Bechtel, 1983), entre los que cabe destacar conductas agresivas, enuresis, conductas poco cívicas o falta de modales.
7.Saciedad y práctica negativa
Consiste en aplicar durante un corto lapso de tiempo, el reforzador hasta llegar al nivel de saturación; la técnica está basada en la experiencia cotidiana: consumir durante un tiempo el mismo reforzador cansa, desmotiva y puede llegar a convertirse en algo molesto y aversivo. Por ejemplo, al niño que escribe en la puerta de los servicios, se le puede mandar que escriba en el encerado durante el tiempo que el administrador de la técnica decida. Por las implicaciones aversivas que conlleva, conviene aplicarla respetando algunas reglas:
· Utilizar durante un tiempo prudencial; más de 15 minutos puede resultar excesivo e incluso peligroso, aunque este tiempo puede variar en función de la edad y otras características del sujeto al que se está aplicado.
· No hacer pausas durante el consumo del reforzador hasta llegar a un nivel muy próximo a la saturación
· No utilizarla si se prevé que podrían derivarse daños físicos o riesgos de otro tipo
8.Castigo
Consiste en la aplicación de un reforzador aversivo o en eliminación de otro positivo como consecuencia de la emisión de conductas negativas, desadaptadas o socialmente rechazadas. No implica necesariamente dolor o coacción física; no es un medio de desquite, ni una represalia; se justifica sólo en función de la conducta posterior, es decir, si disminuye la frecuencia de emisión de la conducta disruptiva o si desaparece.
El castigo, a pesar de la prevención que suscita, está presente habitualmente en la vida cotidiana. De hecho, en la regulación de normativas sociales y jurídicas suelen especificarse las sanciones que acompañarán a su incumplimiento (e.g. multa por exceder la velocidad establecida, , por robar o matar, suspenso por no alcanzar los resultados académicos....)
Castigo positivo
Se entiende como la reducción de la frecuencia futura de una conducta cuando tras su emisión se presenta un estímulo aversivo.
Castigo negativo
Existen dos tipos: Tiempo fuera de reforzamiento y Coste de respuesta
Los tipos de castigos más habituales son dos:
· El castigo por aplicación. Se aplica un estímulo aversivo como, de la emisión de la conducta, por ejemplo, dar un tortazo después de haber desobedecido.
· El castigo por supresión. Se suprime un reforzador positivo como consecuencia de la conducta no deseada, por ejemplo, privar al niño de jugar con su juguete preferido.
De todas las técnicas descritas, el castigo es el que acumula mayor cantidad de estimulación aversiva, por lo que su utilización ha de hacerse de forma controlada, bajo condiciones especiales y cuando otras técnicas menos aversivas no hayan dado resultado; de lo contrario puede perder efectividad y provocar efectos secundarios o colaterales negativos como los siguientes:
· Puede provocar respuestas emocionales negativas en quien lo recibe y no controlables para el que lo administra
· Por imitación o modelado, puede convertir al castigo en castigador.
· Deteriora la relación entre castigado y castigador, con lo que las interacciones aversivas aumentan; en las familias se deterioran mucho las relaciones
· Refuerza al castigador con riesgo de convertirlo en maltratador
· Deteriora el autoconcepto en general y sobre todo los niños y adolescentes, de las personas vulnerables, débiles e inseguras.
· Acostumbra al castigo por lo que pierde efectividad y aumentan los efectos negativos.
· Puede producir lesiones físicas
· La persona castigada sistemáticamente puede convertirse en rechazada social.
No obstante, pueden darse situaciones en las que el castigo se considere necesario; en estos casos será más efectivo si se aplica teniendo en cuenta algunas condiciones como:
· Impedir que la persona que pueda huir del castigo mediante el escape
· Aplicar el castigo inmediatamente después de la emisión de la conducta negativa
· Adecuar la intensidad del castigo a falta cometida
· Eliminar los reforzadores que mantienen la conducta que se quiere extinguir.
· Reforzar positivamente las conductas incompatibles con la que se quiere eliminar.
· Informar a las personas susceptibles de ser castigadas qué conductas pueden ser objeto de castigo y el tipo del mismo.
· Posibilitar a los sujetos susceptibles de ser castigados la emisión de conductas alternativas.
9.Inhibición recíproca o desensibilización sistemática
La inhibición recíproca se fundamenta en las teorías de Wolpe (1958) y en sus desarrollos posteriores; su finalidad última es reducir y extinguir conductas de ansiedad; consiste en presentar de forma simultánea estímulos que provocan respuestas incompatibles, de tal forma que la dominante conlleva la inhibición recíproca de la otra. Por ejemplo, el niño que tiene fobia a la oscuridad y desarrolla estados de ansiedad al acercarse la hora de dormir, podrá superarla si junto a los estímulos ansiógenos (oscuridad) se presentan otros como la presencia de la madre, caricias, una lucecita..., capaces de provocar respuestas incompatibles (seguridad, relajación) con la primera; la relación oscuridad-ansiedad se debilitará progresivamente llegando a desaparecer.
Con la aplicación de la técnica se consiguen buenos resultados; el proceso puede ser más lento o más rápido según las características del sujeto, la competencia del administrador y otras variables relacionadas con el contexto. Los expertos sugieren la siguiente forma:
1. Construcción de la jerarquía de ansiedad
En esta fase se elabora una lista de estímulos provocadores de la ansiedad (personas, objetos, lugares, sentimientos, desaprobación social, sensación de pérdida de control...), se clasifican y ordenan según la cantidad de ansiedad que provocan.
2. Construcción de un menú de actividades que alivian la ansiedad
En esta fase se elabora una lista de actividades agradables que pueden aliviar la ansiedad si se realizan en presencia de la estimulación ansiógenas. Para cada uno de los estímulos provocadores de ansiedad jerarquizados en la etapa anterior se ha de escoger una actividad.
3. Exposición gradual del sujeto a la situación ansiógena
La fase se inicia exponiendo al sujeto a la situación que le provoca menor grado de ansiedad; cuando la supera se le pasa a la siguiente y así sucesivamente hasta llegar a la situación de máxima ansiedad en la jerarquía establecida en la fase primera.
La técnica da muy buenos resultados si se combina con otras técnicas como el refuerzo positivo de los logros, la relajación, el ensayo de conducta y cualquiera de las estrategias para el desarrollo de habilidades sociales y control de situaciones dificultosas.
Una modalidad de la desensibilización sistemática es la imaginación emotiva. Consiste en asociar a un estímulo que provoca ansiedad, otro estímulo de naturaleza agradable e incompatible con el ansiógeno. Es muy eficaz para extinguir miedos y fobias de los niños. En su aplicación se recomienda seguir estos pasos:
· Discriminar los estímulos que provocan la ansiedad
· Jerarquizar dichos estímulos
· Identificar el personaje o la situación más admirados y agradables para el sujeto
· Hacer que se lo imagine y establezca alguna relación con él; de forma simultánea introducir los estímulos que le provocan ansiedad, comenzando por los más suaves hasta llegar al más ansiógeno.
10. Relajación muscular
Las técnicas de relajación constituyen un conjunto de procedimientos que prestan una gran ayuda en el campo de la salud, la psicología clínica y escolar.
Cuando la persona está sometida a un alto grado de tensión, excitación y ansiedad se produce un incremento en la concentración muscular, y como consecuencia, se inhibe el comportamiento emocional, cognitivo o motor. Con la relajación muscular se pretende recuperar el tono perdido y facilitar los procesos vitales inhibidos. En este sentido, la relajación muscular se puede definir como el proceso psicofisiológico de carácter interactivo entre lo fisiológico y lo psicológico; es decir, la relajación hace referencia siempre a “sus componentes fisiológicos (patrón reducido de actividad somática y autónoma), componentes subjetivos (informes verbales de tranquilidad y sosiego), y conductuales (estado de quiescencia motora), así como a sus posibles de interacción e influencia” (Caballo, 1991). La finalidad última de dichas técnicas es capacitar a la persona para que pueda enfrentar las situaciones cotidianas o específicas que le producen ansiedad. Por su propia naturaleza es incompatible con cualquier tipo de estado o situación que conduzca a la ansiedad.
Existen distintos tipos de relajación; los más conocidos son: relajación progresiva, pasiva, autógena y respuestas de relajación. En la relajación progresiva se incide fundamentalmente en la relación tensión-relajación, la palabra del administrador dirige las sesiones de ejercicios de tensión relajación de la técnica; la técnica de relajación pasiva se centra en la relajación de distintos grupos musculares, también las instrucciones del administrador o monitor es el procedimiento utilizado; la autógena en la provocación de sensaciones de calor, de pesadez en las extremidades y en la concentración pasiva de la respiración, se utilizan procedimientos de sugestión y de control de la respiración; en la respuesta de relajación el eje fundamental es la concentración, se trabaja con procedimientos derivados de las técnicas de meditación.
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