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Psicóloga en Vecindario y online para Dependencia emocional - El esquema de Dependencia

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 EL ESQUEMA DE DEPENDENCIA

Dependencia/incompetencia emocional (Young & Klosko, 2017) o minusvalía (Riso, 2013): "No soy capaz de enfrentar la vida solo o sola" (baja autoeficacia)

     El sentirte incapaz de enfrentar la vida solo o sola, te llevará a buscar algún "protector" o "guardaespaldas afectivo". Es muy fácil confundir el amor con la fuente de seguridad (Riso, 2013)

     Las personas que presentan el esquema de dependencia/incompetencia emocional se muestran infantiles e indefensos, se sienten incapaces de cuidar de sí mismos, experimentan la vida como si fuera abrumadora y a ellos mismos como incapaces de hacerle frente. Presenta dos elementos:

  1. La incompetencia: carecen de confianza en sus propias decisiones y juicios; temen y odian afrontar el cambio a solas; se sienten incapaces de emprender nuevas tareas por sí mismos; creen necesitar a alguien que les demuestren lo que deben hacer; sienten que sin los padres podrían morir. En la forma extrema no son capaces de alimentarse, vestirse o protegerse, cumplir con las obligaciones.
  2. La dependencia: al sentirse incapaces de funcionar solos, o dejan de funcionar o encuentran a otras personas que cuiden de ellos.

Entre las conductas típicas se encuentran:

  • Pedir ayuda a los demás
  • Formular preguntas constantemente mientras realizan nuevas tareas
  • Solicitar consejo repetidamente sobre las decisiones que han de tomar
  • Presentar dificultades para viajar a solas o gestionar su promoción laboral
  • Evitar las novedades

     Secuencia que lleva esto (Riso, 2013):

  • Déficit: Baja autoeficacia/autoconfianza.
  • Miedo: Desamparo y desprotección (soledad).
  • Apego: A la fuente de seguridad interpersonal.

Pensamientos típicos:

  • Voy a fracasar
  • Esto es demasiado para mí
  • No puedo hacerlo
  • Voy a fracasar
  • No voy a ser capaz de encargarme de mis responsabilidades

Otros pensamientos típicos reflejan el miedo a ser abandonado por las personas de las que dependes:

  • ¿Qué haré sin ella?
  • ¿Cómo me arreglaré solo?

Estos pensamientos suelen acompañarse de sentimientos de desesperación y pánico. Te dejas llevar por esta necesidad y esto agota tu energía mental. Planificas y proyectas para estar seguro de que alguien estará a tu lado, ya que te resulta muy agobiante hacer las cosas tú solo.

A menudo, muestras una total falta de confianza en tu juicio porque no crees en tu habilidad para emitirlos. Esta dificultad en confiar en tus opiniones es una característica central de tu dependencia: eres muy indeciso.

Cuando tienes que tomar una decisión, solicitas la opinión de los demás y acudes a diversas personas para que te aconsejen. En tu cabeza cambias de opinión cientos de veces y todo este proceso te deja confuso y exhausto. Si finalmente tomas una decisión, tienes que continuar preguntando para asegurarte que ha sido la correcta. Otra alternativa es buscar el consejo de una persona de mucha confianza y depender exclusivamente de ella.

A las personas dependientes no les gusta cambiar y prefieren que su vida se mantenga igual. La falta de seguridad en tu capacidad de tomar decisiones provoca que temas cualquier cambio. Desconfías de las situaciones nuevas porque eso implica que has de fiarte de tu propia capacidad de juicio.

Este sentimiento de incapacidad de las personas dependientes en algunas ocasiones no es imaginario, sino real. A menudo, tienen escasos recursos personales porque han evitado las responsabilidades de la vida adulta y han encontrado a otros que las han asumido por ellos. Esta evitación les lleva a tener algunos déficit reales en sus habilidades y opiniones. Sin embargo, la mayoría de los pacientes dependientes exageran su incompetencia.

El hecho de acudir a otros te refuerza la idea de que no eres capaz de asumir las tareas por ti mismo e impide que desarrolles un sentimiento de competencia. Nunca has averiguado si eres capaz de funcionar solo.

Aunque encuentras el cambio aterrorizante y te resistes a seguirlo, algunas veces te sientes atrapado incluso cuando te sientes seguro. Las personas dependientes a menudo permiten que las ofendan, sometan o priven emocionalmente para mantener la dependencia. Hará casi cualquier cosa para que la persona permanezca con ellos.

Es probable que aceptes el rol de subordinado en las relaciones que mantienes con los miembros de tu familia, pareja y amigos. Esto provocará que te sientas enfadado (aunque podrías no ser consciente de ello). Te gusta la seguridad de estas relaciones, pero te sientes molesto con la gente que te la proporciona. De todas formas, no sueles expresarles tu enfado de forma abierta, ya que podrías alejar a esas personas y las necesitas demasiado. Por ejemplo, en caso de que su pareja le grite, y sienta que lo odia, se disculpa y le promete que no lo hará otra vez. Muchas de las crisis de pánico ocurren cuando te enfadas y no expresas tus sentimientos. La dependencia menoscaba la libertad y la expresión de uno mismo.

Algunas personas dependientes expresan su malestar de una forma más abierta; tienen la denominada “grandiosidad del dependiente”. Creen que tienen el derecho de que los demás cubran sus necesidades de dependencia. En este caso te enfadas con las personas que no te proporcionan tus necesidades y las castigas con tu malhumor, actuando con irascibilidad o mostrándote abiertamente enfadado.

Las crisis de pánico y agorafobia son corrientes en la dependencia. La característica central de la autonomía es la habilidad de aventurarse por el mundo y tener los recursos para funcionar independientemente. La agorafobia es exactamente lo contrario.

Incluso si no tienes crisis de pánico, seguramente sientes una enorme ansiedad. Todos los cambios naturales de la vida te parecen agobiantes, hasta los positivos. Los eventos, que la mayoría de las personas celebran, les despiertan un sentimiento de terror. A parte de la ansiedad, quizá tienes una sensación crónica de depresión, ya que interiormente te desprecias por tu dependencia de los demás. La baja autoestima es una de las dolorosas consecuencias de la dependencia como trampa vital.

La tendencia a ir hacia el extremo opuesto, a actuar como si no necesitara para nada a los demás, se conoce como contradependencia y es un indicador claro de la dependencia como trampa vital.

Las personas contradependientes rechazan dirigirse a los demás para pedirles ayuda, incluso cuando es razonable hacerlo. Evitan preguntar para recibir consejo, ayuda o pautas. No piden ayuda a los demás porque esto les hace sentir demasiado vulnerables. Los orígenes de la trampa vital de la dependencia. La dependencia como trampa vital puede originarse tanto en padres sobreprotectores como en padres poco protectores.

Los padres sobreprotectores mantienen a sus hijos dependientes y les refuerzan las conductas dependientes y desalientan las independientes: retienen a sus hijos, no les dan libertad o el soporte para ser autosuficientes.

Los padres poco protectores fracasan en cuidar a sus hijos. Desde muy pequeños, estos niños se las arreglan solos en el mundo y funcionan por encima de los que les correspondería según su edad. Como niños, pueden tener la ilusión de ser autónomos; pero sienten una gran necesidad de dependencia.

Cuando nacemos, somos totalmente dependientes de nuestros padres. Cuando éstos cubren nuestras necesidades físicas -nos alimentan, nos visten y nos dan cariño- establecen una base segura que nos permite aventurarnos a explorar el mundo. Éste es un proceso del desarrollo que tiene dos pasos bien definidos.


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